jueves, 5 de agosto de 2010

notas de trabajo (I)

Las sesiones de trabajo comienzan a convertirse, más que en ensayos, en ejercicios de perfeccionamiento y pulido de la materia. Por ello, quizá pueda resultar interesante sacar a la luz algunas de las notas de trabajo escritas por Elena Córdoba en relación a Expulsadas del Paraíso.

Del conjunto de escritos, citas y conversaciones, selecciono en primer lugar varios de los fragmentos que, con carácter más poético o reflexivo, se encuentran en el origen de esta pieza. Los siguientes (pre)textos son así aquellos que, aún surgidos a partir del estudio anatómico, guardan mayor relación con la poética del cuerpo.

TIEMPO Y CREACIÓN
Antes de haber mordido la manzana del árbol del bien y del mal no existía el tiempo porque no existía lo biológico -a no ser que Dios, adelantándose a Darwin, hubiera creado antes a todos los seres vivos que, evolucionando, llegaron a seres humanos. Dado que no existían seres capaces de reproducirse –no existía la reproducción sino la creación del eterno alfarero- él [dios] fabricó con sus manos a Adán dando forma a una masa de barro. Cuando se dice que Eva no tenía ombligo porque fue hecha a partir de un fragmento del cuerpo de Adán, y que por tanto no fue expulsada del útero de una primera mujer –ella era la primera-, no existía el tiempo.

GENERACIÓN Y REPRODUCCIÓN
“La felicidad está dentro y fuera. Somos dentro y fuera. Somos seres incompletos”
(Emilio Lledó)
[Extracto de conversación escrito por el cirujano Cristóbal Pera en contestación a Elena Córdoba]
Primitivamente había tres especies de hombres: unos todo hombres; otros todo mujeres; y los terceros hombre y mujer –dos andróginos-, especie en todo inferior a las otras dos.
Estos hombres eran dobles: dos hombres unidos, dos mujeres unidas, un hombre y una mujer unidos. Estaban unidos por el ombligo y tenían cuatro brazos, cuatro piernas, dos semblantes en una misma cabeza, los órganos de la generación dobles y colocados del lado del semblante, por debajo de la espalda. Los dos seres unidos de esta manera, sintiendo amor el uno por el otro, engendraban a sus semejantes no uniéndose sino dejando caer la semilla a tierra como las cigarras. Esta raza de hombres era fuerte. Se hizo orgullosa y atrevida hasta el punto de intentar, como los gigantes de la fábula, escalar el cielo. Para castigarles y disminuir su fuerza, Júpiter resolvió dividir estos hombres dobles. Comenzó por cortarles haciendo de uno dos, y encargó a Apolo la curación de la herida. El dios arregló el vientre y el pecho, y para humillar a los culpables, volvió el semblante del lado en que se hizo la separación, para que tuvieran siempre a la vista el recuerdo de su desgracia. Los órganos de la generación habían quedado del lado de la espalda, de suerte que cuando las mitades separadas, atraídas por el ardor del amor, se aproximaban la una a la otra, no podían engendrar –la raza se perdía. Júpiter intervino, puso estos órganos en la parte anterior e hizo posibles la generación y la reproducción. Pero desde entonces, la generación se hizo mediante la unión del varón con la hembra, y la sociedad hizo que se separaran los seres del mismo sexo primitivamente unidos. Sin embargo, en el amor que sienten el uno por el otro han guardado el recuerdo de su antiguo estado: los hombres, nacidos de hombres dobles, se aman entre sí; como las mujeres, nacidas de mujeres dobles, se aman a su vez; como las mujeres, nacidas de los andróginos, aman a los hombres; y como los hombres, nacidos de los mismos andróginos, aman a las mujeres [discurso de Aristófanes en El banquete de Platón].
En conclusión, somos seres incompletos que buscamos la otra mitad fuera de nosotros para encontrar la felicidad. (Cristóbal Pera).

EVA
Fue el tiempo lo que expulsó a Eva del paraíso.
Fue el sentimiento de muerte.
Fue el cuerpo caído y poco atractivo.
Fue la pérdida de la ilusión.
Fue la consciencia del límite.
Fue el tedio.
Fue la anatomía.
Fue la menopausia.
Fue el cansancio en el hacer.
Fue la falta de paz.
Fue la biología.

No hay comentarios:

Publicar un comentario